Recientemente, el parlamento de Chile aprobó la ley que contempla la posibilidad de trabajar cuatro días y descansar tres a la semana. ¿Esto puede ser aplicado en el Perú?
Únete al canal de Whatsapp de Wapa¿Es viable que el Perú inserte la jornada laboral de cuatro días a la semana? Esta interrogante se la han hecho miles de usuarios en las redes sociales tras la reciente ley aprobada por el Parlamento de Chile que redujo de 45 a 40 horas semanales.
Y es que el último martes 11 de abril, el Congreso del vecino país aprobó la ley que prevé la opción de que los trabajadores puedan laborar cuatro días y descansar tres, estableciéndose una diferencia en la legislación actual que obligaba a un mínimo de cinco días laborales.
Asimismo, también se ha modificado el número de horas extras que realizarán los trabajadores a la semana: pasó de 12 a 5 horas como máximo. ¿El Perú puede replicar este modelo?
Según la información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Perú es uno de los países en donde se efectúan más horas de trabajo. En el mismo grupo se encuentran: Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Uruguay.
Por su parte, en Ecuador y Venezuela tienen un régimen de 45 horas semanales de jornada laboral. Mientras que Brasil, Cuba, Guatemala y Honduras son 44. Es decir, Chile pasa a ser el único país que tendrá una jornal de 40 horas semanales.
Según el abogado laboralista Brian Ávalos, quien fue entrevistado por el portal Info Capital Humano, el marco normativo del Perú sí permite establecer una jornada laboral de cuatro días a la semana. No obstate, para aplicar esta medida, Ávalos sugiere que se debe de tener en consideración dos escenarios:
Si hay la voluntad de ambas partes de querer modificar su jornada laboral de 5 o 6 días a 4, Ávalos señala que lo primero que se tiene que hacer es llegar a un acuerdo con el trabajador para que se cambie la jornada.
También existe la opción de transformar la jornada inicial por necesidad empresarial, pero esta requiere un procedimiento en donde se le comunica al trabajador el cambio. Esto puede ser impugnado por el empleado si no le es conveniente.
"Una de las ventajas es la mejora en la productividad, que es un factor económico. Los trabajadores se vuelven más productivos al final del tercer día. Por ejemplo, si la jornada empieza el lunes, la productividad laboral aumenta el martes, al final del miércoles está en un nivel óptimo, y el jueves y viernes comienza a descender. Es decir, no necesitamos más tiempo para ser más productivos", refirió Ávalos.
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Finalmente, el especialista señala que las empresas también puede verse beneficiadas con este modelo: ahorrarían en el consumo de luz y agua. También hizo hincapié en la inserción del teletrabajo.
"Las empresas deberían analizar estas nuevas propuestas en relación a sus actividades y ver cómo pueden ayudar para que sus trabajadores puedan conciliar el trabajo con la vida personal, a la vez que también son más productivos y las empresas generan ahorros", concluyó.