Jeff Doucet era profesor de karate y abusó sexualmente de un menor, por ello fue asesinado por el papá de la víctima cuando estaba frente a cámaras.
Únete al canal de Whatsapp de WapaJeff Doucet es el nombre del sujeto que, pese al pasar de los años, continúa sonando fuerte hasta nuestros días. Y es que, él fue asesinado por el padre de un menor al cual atacó sexualmente y todo quedó registrado por las cámaras de televisión.
El hecho quedó registrado ante las cámaras al ser captado en vivo, debido a que el abusador que generó indignación en los 80 recibió un disparo en uno de los aeropuertos al sureste de Estados Unidos, cuando era trasladado.
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La sociedad lo justificó, los medios hablaban de ello y el padre solo decía que tenía que hacerlo. Cuando un investigador del FBI le preguntó al papá del niño víctima de abuso sexual, él respondió.
Ya en prisión, un padre atormentado aseguró haber escuchado una voz en su cabeza, promovida por el shock de escuchar la forma en que su hijo fue ultrajado, tras ser secuestrado, sin oponer resistencia. Su victimario había sido prácticamente un “héroe” para él.
La madre del infante jugó un papel importante en este trágico suceso, el cual fue relatado hace 39 años por el periódico The Washington Post.
Jeff Doucet era un maestro de Karate de Baton Rouge, ciudad y capital del estado estadounidense de Luisiana, en la orilla este del río Mississippi.
Tenía 25 años y la venia de varios padres de familia, quienes le confiaron a sus hijos, esperanzados en un aprendizaje cargado de disciplina, sin imaginar la verdad.
Uno de esos clanes era el de los Plauche. Gary, el padre de familia, era un amable vendedor y ex camarógrafo de la televisión local, quien estaba casado con June. Tenían una hija y 3 niños más. El de 12 años, Jody, era, junto a sus dos hermanos, alumno del instructor quien también había sido miembro de la marina de EEUU.
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Tanto el padre como la madre admiraban al maestro de sus hijos. Habían cabildeado entrevistas, tras lograr la hazaña de clasificar a 5 niños a competencias importantes y que uno de sus pequeños ganara un trofeo.
Con Jeff Doucet entrando y saliendo de la casa de los Plauche, incluso, paseando fuera de la ciudad con la madre de los niños, no fue difícil que le permitiera pasar tiempo a solas con Jody, el niño de 12 años.
Una tarde, el sujeto le dijo a la mujer que llevaría al menor a ver la instalación de una alfombra, que era a lo que se dedicaba de forma paralela, antes de salir a la luz que estafó con miles de dólares a decenas de clientes que esperaron por artículos deportivos que nunca llegaron.
– “¿Quieres ir a California?” Doucet le preguntó al niño, según los investigadores.
– “Sí”, dijo Jody.
– “Bien”, le dijo Doucet. “No quiero que la gente piense que te estoy llevando a la fuerza”.
En tanto, la salida que se supone duraría 15 minutos se convirtió en un secuestro. Cuatro días después la mujer, que no sabía nada de su hijo, recibió la llamada del secuestrador, quien le pidió que le llevara a sus otros hijos, supuestamente para vivir todos juntos.
El investigador del caso, Mike Barnett, dio la trágica noticia de lo que Jeff Doucet le hizo a su hijo, pese a que el victimario negó, en un inicio, haberlo abusado sexualmente a él y a otros niños.
Para quienes siguieron la pista de este caso se trataba de un pedófilo, ya que sentía amor por su víctima y la manipuló al punto de mantenerla a su lado.
Cuando Jody fue rescatado, tenía el pelo teñido de negro. Doucet planeaba hacerlo pasar por su hijo al trasladarlo, pretendiendo no ser descubierto.
Los exámenes físicos, según consigna The Washington Post, revelaron el abuso sexual contra Jody Plauche.
La venganza frente a cámaras de televisión
Gary Plauche quedó cegado por una sed de venganza, después del vejamen que sufrió su hijo.
El 16 de marzo de 1984, enterado del arribo de Jeff Doucet, el padre de Jody se sentó en un café del aeropuerto de Baton Rouge. Llegaría escoltado por los federales.
Los testigos afirman que bebió un café, recorrió varios metros de la terminal aérea y luego ingirió un trago, a la espera del descenso del vuelo en el que venía el secuestrador y violador de su hijo.
Un amigo del atribulado padre recibió una llamada. En esta, Gary le contó lo que planeaba hacer. El sujeto no tuvo tiempo de llamar a la policía, porque todo ocurrió en plena conversación. Sólo escuchó un estruendo.
Era el disparo que Plauche le asestó a Doucet, quien pasaba esposado y escoltado por los agentes, mientras las cámaras de televisión lo filmaban, captando el preciso momento en que se da vuelta, desde la cabina telefónica, y percuta su arma en la cabeza de este. Luego, se da tiempo de colgar el teléfono.
La conmoción fue enorme. “¡Hijo de puta! ¿Por qué, Gary, por qué lo hiciste?”, le recriminó el agente Mike Barnett, justo quien le contó lo que Jeff Doucet hizo con su hijo.
“¡Si alguien se lo hiciera a tu hijo, tú también lo harías!”, le respondió.