Carta para las amigas que sobrevivieron contigo a pesar de los años

Cuando iniciamos una amistad nunca se sabe si será corta o larga, pero cada una representa una etapa de tu vida. Sin embargo, hay algunas que han sobrevivido a todo el torbellino que te ha tocado pasar y continúan contigo, no son muchas pero sí importantes y verdaderas.

NO TE PIERDAS: "A ti, mi hermana de diferente sangre" carta a mi mejor amiga

A ellas les tienes que dedicar esta carta publicada por el blog “Soltera de Botas” por estar en las buenas y en las malas contigo, superando la barrera de diferencia de horarios y encontrando la forma de reunirse contigo.

“Con el pasar de los años, mi círculo de amigas se fue reduciendo por la sencilla razón que ya no tengo interés en ser popular, ni de seguir al pie de la letra aquella canción de “yo quiero tener un millón de amigos”, dejé de esforzarme por caerle bien a todo el mundo porque entendí que no soy monedita de oro o un tarro de Nutella. Y es que además en cierta parte del camino de manera gradual e indolora, nos empezamos a separar porque nos volvimos diferentes y se perdió aquella sincronía o ese vínculo invisible de lo que teníamos en común. Unas envejecieron muy temprano y otras siguieron en modo “living la vida loca”, pero en definitiva no tuvimos los mismos tiempos de maduración, así que nos distanciamos. El destino se encargó de depurar a aquellas amigas que ya no iban con mi contexto actual, que en algún momento fueron especiales, sin embargo tomaron rumbos disímiles hasta que un día solo quedaron los buenos recuerdos y uno que otro mensaje por Facebook.

A mi lado siguen varias sobrevivientes que han aguantado el transcurrir del tiempo, que me conocieron con las camisas de cuadros al mejor estilo grunge, que vieron desfilar mis malas elecciones en el amor y que no me quedaron debiendo plata. También han llegado nuevas amistades, esas que comparten una visión similar de la existencia, que viven con libertad y que buscan dejar atrás el equipaje pesado, aprendiendo a existir en el aquí y el ahora.

Con algunas solo me veo 3 o 4 veces al año ya que sincronizar las agendas es toda una odisea, si la una puede, entonces la otra no, o las demás están de viaje. Sin embargo, cuando nos juntamos queda atrás toda distancia y aparecen las miles de historias represadas que necesitábamos contarnos con pelos y señales, con repetición incluida, a veces con llanto y a veces a carcajadas.

Hablamos de nosotras mismas, del pasado, de los hombres, de las morrongas, del trabajo, del futuro, del exceso de sexo o de la falta de él. Y es que estos encuentros valen más que el oro, porque los grupos de WhatsApp son divertidos y hasta prácticos pero no reemplazarán jamás la real compañía y toda esa calidez que surge al conversar cara a cara con otro ser humano.

Quizás no les he dado a mis amigas el crédito que se merecen, pues han aparecido en mis posts como personajes secundarios de historias romanticonas o dramáticas de mi pasado, cuyos protagonistas son el susodicho y mi grandísimo ego. No obstante, ahora quiero darles las gracias por haber estado en aquellas situaciones cuando realmente lo necesité.

La verdadera amistad tiene ese gran poder de transformarse de acuerdo al momento y he tenido la dicha de encontrarme a féminas etéreas que fueron la voz de mi conciencia, en ocasiones la cachetada que necesité para reaccionar, o las alas prestadas cuando tuve que volar con decisiones transcendentales.

TAMBIÉN LEE: Carta para mi “mejor amiga” que decidí que ya no debería serlo nunca

Y la experiencia me ha mostrado que pueden pasar muchos tipos por mi corazón o por mi cama, pero las amigas siempre tendrán un lugar inamovible y especial, porque representan ese sentimiento desinteresado de concebirse feliz ante las alegrías del otro, o tomar como suyos los dolores ajenos.  Y sí, todo pasa, todo se acaba, sin embargo, una buena amistad es menos transitoria y más duradera que aquellos amores que alguna vez juramos eternos”.