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La historia de la bebé que nació “prematura extrema” y con serias enfermedades, pero vivió para sorprender a la ciencia

Juana nació en la semana 24 de la gestación con órganos sin desarrollar y con serias enfermedades, esta es su increíble historia. Únete al canal de Whatsapp de Wapa

    La historia de la bebé que nació “prematura extrema” y con serias enfermedades, pero vivió para sorprender a la ciencia
    Juana nació en la semana 24 de la gestación con órganos sin desarrollar y con serias enfermedades, esta es su increíble historia.

    Sabemos lo complicado que es el parto y posterior cuidado de un bebé prematuro, ¿pero imaginas cómo podría ser uno “premuturo extremo”? La complejidad deL caso de una familia argentina es muy conmovedora, sobre todo por la lucha de la menor por continuar viviendo, sorprendiendo así a la medicina.

    Angie de Elizalde estaba en el quinto mes de embarazo cuando empezó a sentir intensos dolores abdominales, su esposo estaba de viaje en Brasil y solo le dio tiempo de comunicarse con su madre para que la asista al hospital. Antes de salir se colocó una toalla entre las piernas porque estaba muy dilatada.

    Al llegar a urgencias la pusieron rápidamente en una camilla y cuando la sentaron para anestesiarla antes de la cesárea, ella dijo que retiraría la toalla que llevaba, pero alguien le indicó que no había prenda alguna, lo que tenía ahí era su bebé.

    De Elizalde es periodista y contó a Infobae que cuando Juana nació el 30 de julio de 2013, en la semana 24 de la gestación, pesaba apenas 600 gramos. “Tenía la cabecita del tamaño de una mandarina, es lo único que llegué a ver. Después apareció un séquito de médicos, la pusieron en una especie de cúpula de plástico y se la llevaron”.

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    El informe de los médicos no eran muy alentadores, Angie tuvo una infección en una de las trompas de Falopio tres días después del parto y quedó al borde de la septicemia. Pasaron 11 días para que viera a su pequeña Juana por primera vez.

    En ese lapso de tiempo Juana bajó de peso llegando a los 550 gramos y muchas partes de su cuerpo aún no estaban bien desarrolladas. "Sus pulmones no habían madurado, las orejas no se habían enrollado, no tenía párpados y su piel era de color rojo fuerte. Pasó un día, pasaron dos y Juana seguía viva”.

    Pese a las escazas probabilidades de vida, 30% según el médico de la pequeña, Angie confió con todas sus fuerzas en que ambas pasarían esa etapa y no se desmoronó. Entonces pasó lo más complicado, la bebé tuvo un cuadro de infección por estafilococo, herpes zoster y un derrame cerebral.

    Juana siguió en cuidados médicos y Angie aplicó el método canguro para asistirla, el cual consiste en cargar al bebé para que regule su temperatura. Así estuvo durante cuatro meses en el neonatal hasta que la pudieron llevar a casa, un 18 de octubre, día que estaba planeado el parto.

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    Pasó un año y no tuvo ninguna secuela, solo la operaron del corazón, pero resultó positivo y ahora, a sus tres años, vive su normalidad sabiendo todo lo que pasó y esperando a su hermanito que ya viene en camino.

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