Su abuelo murió y sólo les dejó un garaje, pero cuando lo abrieron nadie podía creer lo que veían [FOTOS]

Quienes han perdido a sus abuelos han experimentado una tristeza inmensurable pero también saben que ahora tendrán un ángel que velará día y noche por cada uno de nosotros, sin mencionar de los increíbles recuerdos, experiencias y enseñanzas que nos dejan. Y fue precisamente esto que  hizo “El viejo Harold”, un abuelo que falleció  y solo dejó un garaje, pero cuando lo abrieron sus hijos y nietos se volvieron millonarios. ¿Quieres saber qué había? Sigue leyendo hasta el final de la publicación.

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Harold Carr vivía en soledad, su esposa había fallecido hace más de 20 años, sus hijos eran mayores y cada uno tenía su familia. Su casa era silencio total, solo en fechas navideñas su hogar se llenaba de las risas y juegos de sus nietos. Hasta que una tarde, su hija Juliette recibió una llamada anunciando la muerte de su padre.

“Señora es sobre su padre, acaba de morir”, fueron las palabras de la enfermera. Decirle adiós fue triste para toda la familia, sus nietos e hijos no querían separarse del cajón porque recordaban al abuelo y padre amoroso que les enseñó a vivir.

Después del entierro, a la mañana siguiente sus hijos recibieron una llamada del abogado, era necesario que asistieran al despacho, pues su padre les había dejado algo, pero ¿Qué podía ser? Apenas y tenía una casa vieja, sin embargo, como su última voluntad dejó escrito: “Quiero que todo lo de mi garaje, sea dividido en partes iguales para mis hijos y nietos”.

Este hombre desde muy joven adoraba los autos. “Durante su juventud pasaba mucho tiempo entre carros y chatarra, era el problema de mi madre”, explicó su hija. Al limpiar el garaje se quedaron con la boca abierta, en aquel rincón estaba uno de los Bugatti más buscados, Bugatti Tipo 57S Atlante. Una pieza de entre 5 y 7 millones de dólares.

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En la historia sólo se hicieron 43 coches de este modelo, el último se fabricó en 1937. Harold lo compró en 1955, pero 5 años después la licencia caducó y por eso lo guardó en el garaje. Finalmente, el auto fue vendido, por sus herederos, en una subasta por casi 100 millones de dólares, cantidad que se repartió en partes iguales para cada integrante de su familia.