Carta para el novio que no tiene tiempo para mí: "Ya no te esperaré más"

Esta es una carta abierta para aquel novio que no tiene tiempo para verte ni salir contigo. Muchas veces las relaciones a distancia pueden funcionar, pero en otras ocasiones esa lejanía es generada por el desinterés de la pareja. Cuando se ama realmente a alguien el tiempo es irrelevante, siempre se encontrará un día o unas horas para estar juntos.

En cambio, cuando priorizan sus actividades y trabajo sin importar la relación empieza el gran problema. Mendigar la atención de una persona no es correcto, ello porque se estaría pidiendo un amor que no le nace al otro. Por ende, esta carta te ayudará a expresar esa soledad que te deja el no poder contar realmente con quien dice amarte.

"Han pasado tantos días desde la última vez que estuvimos juntos. A veces realmente me aterra olvidar tu rostro o tus besos, pero siento que nada puedo hacer si te niegas a remediar esta distancia inexistente. Ya no sé ni cómo reír, ya no sé si pueda ser feliz a tu lado. ¿Hice algo mal tal vez? Yo siempre estuve contigo cuando me necesitabas.

Siempre estuve a tu lado y te apoyé en los peores momentos, pero cuando te quería conmigo siempre había una excusa. Ya no sé qué soy para ti, ya no sé si realmente aún sientes algo por mí. Cómo no sentirme aterrada si cada día siento que te alejas, si siempre inventas excusas para no estar a mi lado. A través de la pantalla puedo ver cómo eres feliz, cómo te diviertes, sales y disfrutas de grandes aventuras con tus amistades... pero yo... yo sigo esperándote.

No sé cuánto tiempo más aguante vivir así, no sé si pueda amar tanto para que estemos juntos. Solo sé que ya no quiero seguir viviendo en esta monotonía de encierro, ya no quiero ver más tu rostro en fotos, ya no quiero oír tu voz a través de un teléfono. No quiero más mentiras ni excusas, simplemente ya no te quiero a mi lado.

Esto no es amar, no es siquiera querer a alguien. Yo no seré quien siempre te espera, no seré tu paño de lágrimas cuando te acuerdes de que existo. No seré un objeto de alegría para ti. Ya no más, ya no te esperaré sentada en mi casa esperando a oír tu voz por la ventana. Ya no esperaré tus llamadas de buenos días ni aquel beso que me dabas cuando venías a verme.

Todos estos meses a tu lado me di cuenta del tipo de amor que deseo... y el tuyo no lo quiero más. Quiero a alguien que se esfuerce por estar conmigo, no a quien busque excusas para no venir. Quiero a un enamorado fiel y sincero, no a un simple mentiroso y cobarde. Quiero a la persona que me haga sentir segura y me de confianza, no a ti.

No sé si hice algo para alejarte, pero ciertamente luché día a día por tu atención. Ahora no queda más por hacer, solo dejarte ir y ser libre con tu indiferencia. Yo creceré y amaré a mi manera, yo buscaré algo mejor que mendigar por la atención. Adiós..."

Esta carta fue escrita por Raquel Aldana en la web Instantesdelpresente.com:

“No mendigues amor a quien no tiene tiempo para ti, a quien solo piensa en sí mismo. No lo hagas nunca. No te merece quien te hace sentir invisible e insignificante con su indiferencia. Te merece quien con su atención te hace sentir importante y presente.

El amor se debe demostrar, pero nunca jamás se debe mendigar. El hecho de tener que hacerlo es el más fiel de reflejo de la injusticia emocional, del desequilibrio que vive el sentimiento que cimienta una relación.

Te merece aquel que dice menos, pero hace más. No te merece quien solo te busca cuando te necesita, sino quien está a tu lado cuando le necesitas y no solo cuando su interés se lo permite. Te merece quien sin esperar nada te lleva dentro, te siente y te hace sentir importante en su vida.

Al final es simple, la persona que te merece es aquella que, teniendo la libertad de elegir, se acerca a ti, te aprecia y te dedica tiempo y pensamientos. No existe la falta de tiempo, existe la falta de interés. Dicen que no existe la falta de tiempo, que existe la falta de interés, porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad.

También dicen que quien mucho se espera, se decepciona y sufre. Así que tenemos que revisar nuestras expectativas y meternos en la cabeza aquello de “no esperes nada de nadie, espéralo todo de ti”. Porque las esperanzas y las expectativas son muchas veces (sino todas), la base de los fiascos emocionales y, por lo tanto, de percibir que como falta de interés las actitudes de los demás.

Cuando percibimos lo que los demás hacen o dicen como un fraude, realmente llegamos a sentir dolor. Un dolor emocional que a nivel cerebral se comporta de la misma forma que el dolor físico. En este sentido cabe hacer un apunte importante y es que debemos darle al malestar psicológico la importancia que tiene. No se nos ocurriría ignorar fuertes punzadas en el estómago o un tremendo dolor de cabeza constante.

Así que, ¿por qué deberíamos ignorar el dolor emocional? No podemos dejar que el tiempo lo cure sin más, tenemos que trabajar sobre él y extraer las enseñanzas que nos brinda del mismo modo que dejaríamos de tomar chocolate si descubrimos que es el causante de nuestro malestar estomacal.

Esto es muy importante porque socialmente se tiene la falsa creencia de que el malestar psicológico es signo de debilidad y de que, al mismo tiempo, el tiempo curará las heridas sin necesidad de “desinfectarlas” ni de poner vendas o parches para evitar que sangre. Dedícale tiempo a la gente que se lo merece y que te hace sentir bien.

No mendigues la atención, la amistad ni el amor de nadie. Quien te quiere, te lo demuestra tarde o temprano. Por eso, si vives en una situación de injusticia emocional tan alarmante, recuerda: A quien no te llame y no conteste tus llamadas, no le llames. No busques a quien no te extrañe.

No extrañes a quien no te busca. No escribas, no te sometas al castigo de la indiferencia que demuestran mensajes ignorados o silencios infundados. No esperes a quien no te espera, valórate y deja de mendigar y de rogar amor. Porque, como hemos dicho, el amor se debe demostrar y sentir, pero jamás implorar. Tu cariño debe ser para quienes te quieren y te comprenden sin juzgarte.

Y sobre todo no te olvides del valor de tu sonrisa ante el espejo, quiérete y valórate por todo lo que eres y no por lo que alguien que no te merece te hace entender. Ámate bien y date cuenta de que el hecho de que alguien te descuide no quiere decir que tú no debas hacer lo imposible por rodearte de personas que te quieran en su vida”.